Son muchos los influencers que han recomendado el uso de carbón activo como método de blanqueamiento dental. Centenares de marcas (ActicocoGeorganicsMysmile…) que comercializan este producto en forma de polvos o pasta están ya en boca de todos estos pseudo-prescriptores de Internet que aseguran resultados casi milagrosos. Pero, ¿qué opinan los expertos (los de verdad) de esto? Te lo contamos.

                                                                                   

En primer lugar, parece conveniente aclarar que este material es utilizado mayormente en el sector industrial, para el tratamiento de aguas residuales o como método de purificación y absorción de sustancias tóxicas. A priori, no parece un ingrediente que alguien quisiera incorporar en su rutina de salud bucal. Pero, solo una vez finiquitada la investigación sobre la “magia del carbón activado” se puede ratificar lo que ya se venía sospechando: hay truco. Y los profesionales del sector lo han desvelado. 

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alertan del riesgo que su aplicación puede acarrear. A pesar de la condición aparentemente orgánica, vegana y natural que muchas de estas empresas promueven (véase Georganics), son muy abrasivos. Tal es su capacidad corrosiva que es “como si nos pasáramos una lija por los dientes”, alerta el Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas. De hecho, puede llegar a ser contraproducente, ya que “queda a la vista la dentina, cuyo color es más amarillento que el esmalte; aumenta la sensibilidad dental, puesto que los nervios de los dientes estarán más desprotegidos y, además, las encías también pueden quedar dañadas”, explica el doctor. Con lo cual, estaríamos amarilleando lo que inicialmente queríamos blanquear, revirtiendo así el objetivo deseado. Peor el remedio que la enfermedad, vaya

Aunque los defensores de esta técnica se empeñan en demostrar su eficiencia a base de pruebas audiovisuales que presentan un antes y un después, fácilmente editables, por cierto, el Dr. Castro asegura que se trata tan solo de un efecto óptico: “te ves los dientes negros y al enjuagarte da la impresión de tenerlos más blancos, evidentemente. Pero la realidad es que no hay blanqueamiento”.

Por su parte, la Asociación Dental Americana reafirma esta posturaseñalando que no hay seguridad de que este producto sea efectivo.   

En definitiva, la evidencia científica demuestra que el carbón activo bajo ningún concepto cambiará el color de nuestros dientes, determinado en buena medida por la genética. Dejemos, pues, nuestra higiene bucodental en manos de los expertos que para ello han estudiado, y olvidémonos de recetas prodigio cuya única base empírica forma parte de una estrategia de marketing.